martes, 1 de julio de 2008

Recordando a Chacalón

Lorenzo Palacios Quispe, mejor conocido con el seudónimo de “Chacalón”, “El faraón de la cumbia”, cumple catorce años de su muerte. De él se ha dicho de todo. Cuando murió era un ídolo en el Perú, como le llaman al pueblo: Cuando canta Chacalón, “los cerros bajan”, se decía con cabal razón. Justamente, “Paco” Pajuelo fue su animador por muchos años. Él sabía levantar a las masas. Era el que gritaba y, a veces, hacía que alguna persona del público que necesitaba ayuda económica suba al escenario. El animador tenía mucho de Augusto Ferrando. Una vez en el desaparecido “Coloso”, donde el músico daba un multitudinario concierto, una viejita le dijo llorando a “Paco”, mientras “Chacalón” hablaba: “mi hijo se muere en el Dos de Mayo. Si no pago las medicinas para la operación, se muere”. La señora lloraba a mares. “Paco”, cuando “Chacalón” terminó la canción le dijo en el oído la noticia. Este hizo subir a la viejita al escenario y escuchó el pedido. Al toque llamó al que administraba la caja, quien estaba forrado de billetes de las entradas y la cerveza que se había consumido a raudales; tanto, que se había formado un pantano, pues el local era de piso de tierra. Le pidió una fuerte cantidad y lo mandó a “Paco” con la viejita: “anda al hospital y encárgate de todo”. Así era “Chacalón”, un hombre que le gustaba ayudar a los humildes. Vivía feliz en su “búnker”, frente al Cementerio El Ángel, en Barrios Altos. Era cerrado, adentro había un micro de su propiedad y un gigantesco carro “Dodge” con los colores blanquiazules, pues era fanático de Alianza Lima. Era un hombre que sobreprotegió mucho a sus hijos, al punto que cuando los “terroristas” empezaron a poner bombazos en Barrios Altos, por los cuarteles que había allí, mandó a sus hijas con su esposa Dora a Estados Unidos. Se quedó con los mayores, Satoche, quien lamentablemente siguió los malos pasos y murió abaleado cuando robaba autopartes de un carro y José María, quien es cantante como su padre, pero después de unos tragos, se transforma y se mete en líos policiales. Ojalá recapacite, para que “Chacalón, un grande de la cumbia, descanse en paz".

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