
A semejante ambiente llegó un joven de 17 años como Manco. Justamente en una de esas “encerronas”, en donde se dice que el irresponsable “Padrino” del jugador lo indujo a debutar con una bailarina de 30 años.
Al que un día fue el mejor prospecto del fútbol nacional, no se le debió sacar de su entorno familiar, para introducirlo en ese mundo en el que jugadores fracasados se han conformado con tener carrazos, pero que no ganaron nada con su club a nivel internacional y menos con la selección.
Reidmon Manco, que apenas tiene tres minutos en el fútbol, hace todo lo de los consagrados “Foquita” o Paolo. Con la diferencia que estos a su edad solo andaban dándole a la pelota. A los diecisiete, “Foquita” paraba en una cancha de fútbol, sin enamorada. Igual Guerrero, quien felizmente se fue al Bayern de juvenil. Ahora se da el lujo, en sus vacaciones, de andar con modelos y en carrazos.
¿Qué ha ganado Manco como profesional? Nada. No se puede comparar con ellos. ¿Y si fracasa en Holanda? ¿Y si algún faltoso en la discoteca era de la "U" y le propinaba un puntapié y le rompía la pierna? Que comprenda que está viviendo al crédito. Es un albur que se juegan los holandeses. Si no se cuida, si se abandona, puede regresar de Europa sin pena ni gloria.
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